Anillaron un pichón de Águila Coronada en los Bajos Submeridionales
El Águila Coronada es una de las aves rapaces más raras y amenazadas. Se estima que sólo quedan unos 1000 ejemplares reproductivos en todo el mundo. En 2019 el Centro de Estudio y Conservación de Aves Rapaces de Argentina (CECARA) comenzó un estudio que los trae periódicamente al norte santafesino.
“El Águila Coronada necesita ayuda para evitar su extinción” aseguran los biólogos Diego Gallego, Beatriz Martínez-Miranzo y José Hernán Sarasola que desde el CECARA dirigen un proyecto que busca conocer más sobre de la especie.
La investigación comenzó en La Pampa y hace unos dos años se extendió al norte santafesino donde cuentan con la ayuda de voluntarios y pobladores que aportan datos sobre la especie. Cada año se hace un monitoreo de los nidos y este año se pudo colocar un anillo de identificación a un pichón que estaba por volar.

“El nido lo identificó un trabajador de una empresa de energía. Estaba a más de cuatro metros, pero con mucho cuidado se pudo llegar y anillar el pichón”, repasó David Franco, un observador y fotógrafo de aves que acompañó a los especialistas registrando todo el trabajo en Villa Minetti.
Los anillos “tienen datos de identificación y sirven para monitorearlos e identificarlos a través de binoculares o cámaras”, explicó José Hernán Sarasola, quien conoce que, para llegar a la primera reproducción, ese pichón deberá esperar cuatro o cinco años.
Águila chaqueña
El águila chaqueña o Aguila Coronada (Buteogallus coronatus) es una de las aves rapaces más grandes de todo el sur de América del Sur. Alcanza una envergadura de hasta 180 cm. y pesa casi 4500 gramos. Los adultos tienen un plumaje de color gris a ceniza y una cresta llamativa en la cabeza. Tarda de cuatro a cinco años en madurar hasta la edad reproductiva y tiene una baja tasa de productividad, produciendo solo un huevo por temporada de anidación.
Está catalogado como En Peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), con una población mundial estimada en menos de 1,000 individuos reproductivos a medida que las poblaciones continúan disminuyendo. El águila chaqueña se considera extinta en Uruguay, donde no se reporta desde la década de 1930.
Principales amenazas
Las principales amenazas para las poblaciones de águilas chaqueñas son en su mayoría relacionadas con los humanos. “La especie parece muy sensible a las transformaciones de hábitat a gran escala de los bosques nativos en tierras de cultivo, pero no se han evaluado los efectos sobre las poblaciones del águila chaqueña”, explican desde el CECARA.
La especie también sufre la matanza ilegal por parte de los lugareños, otra fuente clave de mortalidad, con más de 100 incidentes reportados en toda Argentina. Esta persecución directa se basa en creencias tradicionales de que la especie se alimenta del ganado, pero en Argentina, la dieta del águila chaqueña consiste principalmente en armadillos y reptiles como tegus, víboras y serpientes coralinas.



Otras causas importantes de mortalidad están relacionadas con las infraestructuras humanas. Por un lado, los individuos del Águila del Chaco pueden electrocutarse en postes de líneas eléctricas donde se posan mientras buscan comida. Por otro lado, también corren el riesgo de ahogarse en reservorios de agua a cielo abierto que son comunes en tierras de cultivo y ranchos de hábitats áridos.
A pesar de su amplio rango de distribución y su estado crítico de conservación, existen pocos estudios sobre el águila chaqueña y muchos aspectos de su biología siguen sin conocerse, incluido el uso del hábitat y el comportamiento de dispersión. Desafortunadamente, la recuperación de las poblaciones de águila chaqueña no es fácil: sumado a que solo ponen un huevo por intento reproductivo, más de la mitad de los nidos fracasan. Peor aún, cuando los polluelos abandonan con éxito la protección de sus padres, se enfrentan a una etapa de 4 años, conocida como dispersión, y solo el 30% sobrevive. Con todo esto en mente, los modelos estadísticos predicen una probable extinción de esta especie en peligro de extinción en los próximos 50 años. La desaparición de este depredador ápice eventualmente podría resultar en un aumento descontrolado en las poblaciones de sus especies de presa preferidas, como víboras venenosas y armadillos.
Fuente CECARA – Imágenes en video y fotografías David Franco